Tristeza de las miserias de la vida, pues me explicaré:
A su muerte, que fue como él quería, (en la calle), ya había dejado su testamento vital a sus amigos, concretamente en la persona de Juan García Serrano, este testamento ya lo había dicho verbalmente en una de sus intervenciones de cardiología (estoy seguro que era tan grande su corazón, que este de vez en cuando le daba problemas). Por eso el día de su sepelio (juntos a la familia que respetó sus deseos), se procedió después de la misa de difuntos, a la cremación del cadáver y cuando entregaron las cenizas de Luis se procedió; los amigos y familiares, a cumplir su última voluntad.
Subimos a la Fuensanta unos pocos se desplazaron enfrente del santuario, en el lateral del edificio del seminario, para esparcir en dicho lugar parte de las cenizas de su cuerpo, mientras el resto de amigos y familiares esperamos frente a la fachada del santuario, cuando estaban esparciendo las cenizas, como si de un milagro se tratara, se escuchaba unas voces y sones de guitarra que procedían del Santuario de la Fuensanta, sones folklóricos (estoy seguro que él lo ordenó para ese momento).
Después nos desplazamos a la Catedral, y subiendo a la torre, algunos cogimos del ánfora un trozo de Luis para esparcirlo en torno a la catedral (al sentir aquellas cenizas en mi mano, un escalofrío de amor y amistad recorrió por todo mi cuerpo), ya que dijo que él, que quería seguir viviendo entre nosotros, pero que tuviéramos en cuenta de no depositarlas por la parte de las tejas, porque le daba mucho por…..que le cagaran las palomas; echo esto.
Nos desplazamos a Puente Tocinos, a la casa de Victorio Melgarejo, y en la bodeguilla de este, cumplimos su último deseo; colocamos el ánfora en el centro de la mesa y como si en aquel lugar estuviese Luis, rematamos el día como él lo quería, comiendo y bebiendo en su honor, esposa, hijos y amigos.
Posiblemente ocurre que el ser humano cuando come y bebe, en el coloquio de sus frases mueve el mundo, y en aquella ocasión, se dijo con gran firmeza. Se acordó y puntualizo, una reunión posterior, para realizar un acto que fuese anual a la memoria de Luis.
El que recibió el encargo del testamento vital de Luis, fue Juan García Serrano, el segundo y gran conocedor de su vida profesional Martín Noguerol Florenciano, y el que suscribe y al rebufo el resto de amigos y familiares presente.
¡Es sabido que lo que no ve la novia el día de la boda…..! Muchas fueron las sugerencia y ocasiones que fue recordado, para realizar el proyecto, muchas fueron las reuniones que para otro fin se hacían y recordaba lo que quedaba por hacer, pero se fue enfriando, yo me canse de recordar y todos somos esclavos de nuestras palabras.
El muerto al hoyo y el vivo al bollo.
Hoy pasado más de 27 años de su muerte y con la autoridad que me da la edad, me atrevo a decir, que la vida hay que vividla en cada momento y los honores hay que hacerlos en vida, siempre lo he pensado así, y hoy lo confirmo. El ser humano debiera reconocer a su prójimo de lo que merece homenajear en un momento determinado de la vida y olvidar y no criticar si al día siguiente de este acto, por que no quiere o no lo ha visto, ha pasado sin saludar.
Hoy pasado más de 27 años de su muerte y con la autoridad que me da la edad, me atrevo a decir, que la vida hay que vividla en cada momento y los honores hay que hacerlos en vida, siempre lo he pensado así, y hoy lo confirmo. El ser humano debiera reconocer a su prójimo de lo que merece homenajear en un momento determinado de la vida y olvidar y no criticar si al día siguiente de este acto, por que no quiere o no lo ha visto, ha pasado sin saludar.
Tengamos bondad, y ofrezcamos a nuestro prójimo lo que quisiéramos para nosotros.
Jesús Fernández Faura
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