martes, 7 de febrero de 2012

PRONUNCIACIÓN HUERTANA

EL MEMORIAL DE UN PERRANEO

Yo el arcarde de un partió
que no conviene mentar,
porque naide se enfurrunche
si digo arguna verdá,
que la verdá munchas veces
tié gustiquio á rejalgar,
al arcarde mallor echo
el siguiente memorial
pa icille que yo no sirvo
pa tener ni pa empuñar
nenguna clase de ensinias
ni vara de autoriá:
  “Señor arcarde mallor.
Aller llegó á mi portal
uno que lleva cachucha
con galonciquio adorná
iciéndome si llo era
don Francisco Mompeán.
Llo me rasqué cuatro veces
el cocote... la verdá,
porque al prencipio inoraba
si era llo mesmiquio el tal,
y dimpués de meditallo
un rato y reflisionar,
dije:—Llo soy, ¿qué sofrece?
y él me rempuso:—Pos ná,
que tome osté este papel
que es cosa molicipal”.
La verdá, sinti tufiquio
como custión de votas,
pero lluego vide que era...
pos era la credencial
que icia que llo era arcarde
perráneo deste lugar.
Se lo conté á Marialcármen
y la probé, argo ambustiá,
emprencipió á hacer pucheros
como si juera á llorar
y á icir que no apechugara
con semejante embucha.
   ¡Maere mía y qué tremojo!
—Pos llo haré por gobernar
que el perráneo sea el tío Aristas
y que me dejen en paz
(dije á mi mujer, pa ver
si no se aflegía más.)
Dímpués, y lla al acostarnos,
ella empezó á esperfollar
los trimultos, los enreos,
tuiquio lo que ezaga vá
del cargo, que le hace á uno
de tó er mundo el adecán.
¡Y habla como el Avangelio
y tié razón ¡puñalá!
  Enantes era el perráneo,
anque es malo señalar,
el rey, el gobernaor,
en fin, toa la autoriá,
y prendía en un memento
llegándole á repretar,
no digo llo á Carlo-mano
que era un valiente hista allá,
ar mesmo Poncio Pilatos
como allegara á fartar.
  El si venía la Reina
con tuiquia su magestá,
iba á hacelle una vesita
y dista llegaba á hablar
anque con argun trebajo
y la lengua encorvillá;
él, si llegaba la epóca
de hacer argunas votas
sacaba argo pa pasteles;
si era custión de sacar
de la Casiquia é la Parra
á arguno que hizo una asná
lo sacaba con su influgio
tan solo con resollar...
  Pero abora ¿pa qué sirve?
¿Pa ir con el molicipal
echando la garrotera
hoy á Faco, mañá á Juan?
¿Pa ir sacando hista el reaño
con la céula presonal?
¿Pa embargalle las gallinas
al que no pué gobernar
de pagar la contrución?...
Pos si no sirve pa más,
si no pué echalle un remiendo
al camino vecinal,
ni hacer que arreglen la cieca
y no vengan á embargar
y á llevarse los cochinos
sin dicir siquiá ¡agua va!...
si pa eso no aprovecha
ahí tié osté la credencial.
Que llo, en mi probeza, quiero
que me quieran los demás
sin traspuncharme con naide,
pos con un piazo de pan,
que es lo que llo nesecito
pa mi mujer y el zagal,
sin ser más que Faco el Zorra
me pienso que soy Sultán.
José Frutos Baeza


lunes, 6 de febrero de 2012

PRONUNCIACIÓN HUERTANA

CARTA DE LA HABANA

A Mariapepa la Roja,
Partió de la Azacaya,
Junto al partior del Cherro,
Hincia los Garres.—ESPAÑA.

Pepa; sabrás como al cabo
alleguemos á la Bana,
en un barco de la mar
que nos trujo por el agua
y nos hizo echar el ámago
con los meneos que daba.
Yo estuve más de ocho días
con ambustias y con ansias,
y hasta el mesmo comendante
pensé que ar fin espichaba,
porque echó hista las papillas,
se le amorató la cara
y hablaba dando berrios
como una presona mala.
  Yo, la verdá, me pensé
que allí en la mar me queaba
ú á Nuestro Páere Jesús
me gorvian en la caja,
pero á juerza de café,
tila caliente y horchata
y friegas de lechanís
por la canal de la esparda
que nus daba un cerujano
con un cacho de toballa,
juimos entrando en calor
y ya estoy güeno, á Dios gracias.
  Apenas pisemos tierra,
cojí el chopo... y á campaña,
y echemos á los dos dias
seis leguas de caminata,
buscando á los felisteos
y siguiéndoles la rauta,
hista que los desfísemos
cogiéndoles por dezaga,
y en menos que se ice arre
¡pum! ¡pum! les dimos la carga
metiéndoles el resuello
pa drento á juerza de balas.
¡Maere mía y qué tronío,
qué trimulto y qué algazara!
Los felisteos corriendo,
nusotros marcha que marcha,
hista que al verse perdíos
se quearon como estáutas
y diciendo de ruillas:
“No matarnos como ratas,
que tamién semos presonas
con moeres y con hermanas,
y con hijos pequeñiquios
que no tién curpa de náiquia”.
Yo ya tuve uno espetao,
pero me dio muncha lástima
y de vello hacer pucheros
me se retiró la rabia.
  ¡Ay! no sabes, Mariapepa,
como el pecho me se esancha
cuando macuerdo de tí,
lucero de la Zacaya.
Premita Dios que te vea
lo más tarde pa la Pascua
y que partiendo almendriquias
en la puerta de tu casa
te diga cosas de busto
que no puén ir en la carta.
  El año pasao, macuerdo
que el dia de la Juensanta
te llevé al Bazar Murciano,
ande venden la quincalla,
y que te merqué un collar
más grande que el de las vacas,
aunque en vez de campanillas
era de cuentas muy blancas;
y un aspetón de marfil
y una peineta de nácar
y unas arracás doras
con las que estabas muy maja;
á más de unas sonajeras
y dos ú tres pitos de agua
pa osequiar á los zagales
menúos que hay en tu casa.
  Ogaño ya no pué ser
el que á feriarte yo vaya,
pero te mando un billete
que he percanzao en la paga
pa que tomes de mi cuenta
sin dicir media palabra
tuiquio lo que te se antoje,
mas que sea de oro ú plata,
que pa eso me sobra arbullo
y no me se encoje el arma.
  Conque adiós. Dale memorias
á tu maere, á Faco el Charpa,
á Perete el Aristones,
y pa rematar, abraza
en mi nombre á tó el partió,
es dicir, á las zagalas,
y tú sabes que te quiere
sin farfullas y sin mácula
y te llevará á la ilesia
pasás estas cercustancias,
el cabo de los sordaos
Flugencio Puche Picaza.