domingo, 24 de junio de 2012

EL BANDO DE LA HUERTA EN 1880


LO QUE SE PUBLICABA EN 1880 SOBRE EL BANDO DE LA HUERTA

AÑO. II                                             Domingo 8 de Febrero de 1880                                  Núm.301

DIARIO DE MURCIA
DIARIO PARA TODOS

LOS BANDOS DE LA HUERTA.
Oficialmente se ha suprimido por este año el Carnaval. Los pueblos, como las fa­milias y los individuos, tienen sus días de luto, y de luto son todavía para esta ciu­dad los que trascurren. No puede negarse el buen sentido del pueblo. Tal día corno hoy, en años anteriores, se desbordaba en loca alegría la juventud marciana, y dis­frazados de huertanos y caballeros en sen­das borricas, recorrían la población, echan­do, en un lenguaje disparatado, que quería imitar el que hablan los habitantes de nuestra vega, lo que se llamaba «El bando de la Huerta».
Era de ver aquellos panochos con panto­rrillas de alfeñique, como revolucionaban a la población y la ponían a punto de cara­melo para seguir, en los días sucesivos de carnaval, relinchando, sino en huertano, en moro, en turco ó en cualquiera otra lengua, que se prestase a la expresión de la locura carnavalesca.
Días antes, en los correspondientes a ayer y anteayer, ya habían pregonado los ciegos, con sus destemplados gritos, los «esmoñigamientos del Tío Perete Plantones» —«bando del Tío Juan Zambullo» — «la Perolata del Tio Faso el Zurdo arcarde de la ciera mayor de la Ñora»— «la Destrución que el Tio Casimiro Pimentones hace a toos sus avacinaos y en particular a las zagalas pa que no las arreprete nengun churubito en estos días de carrestuliendas», y otros documentos por este estilo, todos ellos parodia, casi siempre ridícula, de nuestras costumbres huertanas, y de nuestros huertanos.
Pero, este año, todo el mundo respeta el estado miserable de la huerta, y nadie se atreve a hacer nada que en lo más mínimo pudiera atormentar a sus moradores.
Porque, no hay que dudarlo, a los huertanos les incomodan los bandos de la huerta. No se pueden convencer de que, en ver­dad, nada va contra ellos; sino que en rea­lidad lo que se hace, cuando se hace con ingenio, es valerse de su sencillez para decir verdades, unas veces para las auto­ridades, y otras para los mismos «churubitos.»
Los zaragüelles no pueden ridiculizar­se; ellos dicen, no que son perros judíos los que los llevan, sino que son hijos de los nobles árabes que pulieron un día con quistarnos é implantar en España una nue­va civilización, de la cual brotó, una tier­ra feraz y cultivada, una ciencia nueva, un arte nuevo y un nuevo genio para la raza ibera.
Los zaragüelles son el legado del pueblo árabe, que encontró esta vega estéril y lle­na de inútiles murtas, y la hizo más deli­ciosa que el Yemen y más perfumada que la Arabia. Con los zaragüelles, vinieron a Murcia la naranja y el limón, el dátil, el higo, la ciruela, el lino y otras mil plantas; y los que vestían ese ligero traje, la contraparada Contraparada y dejaron sus nombres en Albadel y Beniajan, en Aljucer y Aljufia, en Benicomay, Beni-Halen, Benicotó, Benetucer, Ben-jalac etc.
No, no es posible que los bandos de la huerta hayan querido ni podido ridiculi­zar los zaragüelles, que son todavía la tradición viva de Murcia.
En cualquier parte de España que se vean unos zaragüelles, aunque sean puestos en una caña, todo el mundo dirá al ver­los: «Murcia.»
Ellos son más conocidos que las siete co­ronas de su escudo.

SE LA LLEVARON.
Eran las siete, acababa de salir el sol radiante y her­moso; la torre de la Catedral daba al aire sus cien len­guas, el pueblo apiñado llenaba la plaza de Palacio, el Puente y la calle de la Alameda; las muchachas corrían alegres con la cabeza llena de flores como si hubiesen dormido con ellas; las tartanas y los ómnibus, con la libertad omnímoda que los caracteriza; atropellaban a la gente; había fervor, alegría, entusiasmo; delante iba el estandarte, detrás multitud de piadosas mujeres de todas las clases, unas descalzas, otras alegres, otras risueñas, otras vergonzosas, y todas con sus cirios de blanca cera, casi tan blanca como la rosada mano que lo oprimía, y detrás de todos la imagen alegre, hermosa, rica y agraciada de la Virgen de la Fuensanta.

sábado, 23 de junio de 2012

1983 CANDIDATAS, DAMAS Y REINA DE LA HUERTA

Primera elección a Reina de la Huerta de la recién electa FEDERACIÓN DE PEÑAS HUERTANAS que tomó posesión el 20 de septiembre de 1982
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