Es grato
comprobar, que se actualizan los recuerdos y a las personas que un día estuvieron
entre nosotros, es una pena que esta memoria sirva algunas veces más guiadas
por el personalismo que por la realidad. Nunca fui partidario de hacer los homenajes
a título póstumo, las envidias (pecado nacional), los intereses económicos,
otras veces, nos hacen movernos a realizar un reconocimiento merecido.
En vida, ante la
idea de mi ideología, de honrar en vida a quien se lo merece, recibí críticas,
que si hoy les mirara frente a frente, les respondería a la pregunto que me
formularon:
¿Y tú quién eres
para encabezar este reconocimiento? ¡Hay otras personas que se lo merecen más!
Yo soy quien
expuso su dinero (el cual recuperado), el que después de recibir la parte
correspondiente a los libros sobrantes de la cena homenaje, no vendió ningún ejemplar,
todos ellos regalados a las personas que así me lo solicitaron y además los 15 ejemplares,
que todavía obran en mi poder, los entregaré a los primeros quince que me lo
soliciten (pero que entiendan que no son para venderlos).
Esto sería para escribir
una nueva obra, pues estoy seguro que
algunas personas que estén en el acto de entrega en Patiño, del Monumento a
Manuel Cárceles Caballero, sentirán vergüenza y envidia, de ver a “El Patiñero”, en un
parque de Patiño y espero que no le tiren tomates ni huevos. De ahí que su
primer emplazamiento fuese en Murcia, dentro del Barrio de San Benito, al cual
pertenece Patiño.
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