jueves, 15 de mayo de 2014

Cuento panocho


PAGINA 6  EL BANDO DE LA HUERTA                                                                                                                                                 

Cuento panocho

Al que se muere lo entierran que los que quean ya s'apañan

Pos señor, más e tres días ya, que le estaban dando er chocolate ar Tío Antón Junes, er de Santomera; y er méico, Jimenes había llevao ar Villarba, er meópata, y los dos habían hablao muncho latín, meneando muncho la caeza, y los conocíos del Tío Antón Junes, entraban y salían en la casa, y le chillaban:
—¡Antón! ¿me conoces?
Y ér daba un gruñío que lo mesmo paecía que si, que no, que, ¡Cudíao que seis asnos!; y alluego se salían iciendo:
—¡Maliquio está el probé! tía Maripepa; lo que sá mester es que lo que sea e Dios, sea cuanti antes, que estamos en la sementera.
Y lo que estaba e Dios jué llevárselo.
¡Junema! la que s'armó en aquella casa de aullíos de perros y de presonas... la tía Dolorosa, qu'era la máere de Antón, metió la caeza en la sartenera, pa esahogarse dando berrios pa ella sola; la mujer de Antón qu'era campusina de Pacheco, y mu nueveciquia, se tiró ar defunto, chillando que a ella no la esapartaban, y que la tenían c'anterrar con su marío, que tó s'abía arrematao pa ella; y Pepe, er mozo, que s'abía criao con Antón dinda que lo sacaron der torno, y era como si juá su hermano, se le subió la sangre a la caeza y arreó a dar palos a los alimales, de camino qu'iba ar pajar, a por su faca, pa sucidiarse vivo...
De tiempo en tiempo se sintía uno:
— ¡Ayyyy!... ¿cuando lo orviaré yo? Y tos a una: ¡En jamás de los jamases!
¡Junema! y qué sintió que jué er tío Antón Junes, er de Santomera!
Pos menúo porrazo que vino a dar en la puerta de la groria der Señor... San Pedro, que estaba avisao, le tenía ya ia puerta abierta, y le ijo con una risíquia asina que lo vido:
—Vamos, hombre, pasa alante; que ya sabemos aquí quien tú eres...
Pero, lo que nunca había pasao dista entonces, Antón Junes no quería entrar en la groria.
—Ascucha y perdona, le ijo a S. Pedro, aquí ha habió un dequivoco, o m'habeis hecho una mala partía. Porque ha de saber osté, tio San Pedro, que yo estaba, pero mu bien, po allá abajo; a mi no m'había fartao nunca harina pa un amasijo; a mi puerta no s'había parao entavía un aflegior; yo no había tenío un sí ni un nó con mi María Pepa; er zagal.
— ¡Mira! a mí éjame e retólicas, le ijo San Pedro, y entra que cierre.
—Pos esa es ¡que no entro!... y que me me güervo aboa mesmo, qu'estoy haciendo muncha farta. ¡Apurámente estamos en la sementera!
—¡Hombre, no seas asno! le ijo San Pedro. Denguna farta hace dengún hombre asina que se muere; te digo yo que lo c'hace es estorbo. Al muerto lo entierran, y los que quean ya s'apañan; ¿Entras o no entras?
— No lo tome osté a mal, tío San Pedro; pero yo me güervo en cuanti me iga osté como s'abaja. Osté s'ha fegurao que mi María Pepa es como otras y ha e saber que los déos de la mano no son iguales; ni hay hoja...
Pero San Pedro no áspero más; le dio un metió que Antón Junes vino a caer en metá e la groria, y cerró la puerta iciendo:
—Lo que es que como pa ser santo estorbara el ser burro, avíao estaba Antón Junes er de Santomera...
¡Güeno era Antón Junes pa verse encerrao y no pidir su erecho! Se jué a la Muerte pa desacer el dequivoco, y la Muerte le enseñó er libro en que lo había llevao apuntao; y cuando vido que por este lao no había dequivoco denguno, se jué ar Páere Eterno iciéndole que era mala partía, y er Páere Eterno lo mandó, como icen, a freír espárragos, y alluego se jué a buscar empeños pa que lo ejaran irse a Santomera, c'hacia muncha farta... dista que un día vido a uno y sartó:
—¡Caliche! Esta cara la conojo yo!... ¡calla! pos ni más conoció!... ¡si este es San Cayetano! ¡Pocas veces que l'he tirao yo cuasiquier cosa cuando lo sacaban en prucisión… ¡Oyaste paisano!... ¿Osté no m'ha conoció? Yo soy Antón Junes, er de la torre e los Junes en Santomera!
— Osté será quien sea, ijo San Cayetano; pero yo no lo conojo más que pa servillo.
— Pos eso es, que yo estoy aquí por un dequivoco o por una mala partía, y estoy haciendo en mi casa muncha farta... y lo que yo busco es un empeño juerte de una presona que se tire a pidille ar Páere Eterno por mí, pa gorverme a mi casa que es ande yo hago farta... que sabe Dios mi casa como andará... conque si osté no m'arregla esto y no se tira...
—¡Arreglao! gritó una voz que era la der Páere Eterno; que baje a la tierra ese plazo de asno, y si vé c'hace farta que se quée allá abajo y que no güerva.
Y aquí me tién ostés a Antón Junes, c'al año d'haberse muerto, caía como una pelota a la puerta de su casa, y lo primero que le pasó jué que se le tiraron sus mesmos perros.
—¡Curto! ¡Palomo!, que soy yo!... que es güestro amo!.... ¡Pos güeno está esto!... ¡Vaya un recebimiento!...
Y los perros s'encerrizaban cá ves más dista que se sintió abrir la puerta y una vos que dicía: ¿Quién anda ahí?
Antón había conoció la vos de su mozo Pepe, y estaba pa gritar:
—¡Pepe! ¡Pepe! ¡Cuanto m'alegro que sigas en la casa. Pero oyó la vos de su María Pepa que s'asomaba tamién y ecía:
—¡Pepe! éntrate, Pepe, y déjalos ladrar, que pues escutiparte.
Y la vos aquella era tan atrativa y pegalosiquia, c'Antón ijo pa sus aentros:
—Me páece que ya no m'alegro que siga en la casa Pepe.
Y no áspero a que cerraran la puerta, y se coló dentro, y se jué erecho a su zagal y comenzó a dalle besos, y er zagal comenzó a dar chillíos.
—¡Máere, aquí tengo un hombre cogió, que está helao; ¡dice que es mi páere! ¡Máere, encienda osté er candil. Pepe, vén con un palo!...
Y Antón Junes s'ejó de dalle besos a su creatura, y se jué ar cuarto, y sintió a su María Pepa que ecía aboniquio:
—¡Pepe, tengo una pavor!
Y sintió que Pepe le leía tamién aboniquio:
—¡No seas tonta, Mari Pepa!
—¡Miá que si juera un apareció!
—¡Cá, mujer, ar que se muere lo entierran, ijo Pepe.
—Y por lo visto vusotros ya us habéis apañao, ijo Antón, que no quiso ascuchar más, y se salia pa juera cuando oyó un run-run, y era su máere que estaba rezando por él una parte e rosario.
— Por lo que es ésta, que no está apaña no me la ejo.
Y Antón Junes se subió otra ves ar cielo llevándose a su máere a coscaletas.
                                                                                                                              
—¡Calla, ijo S. Pedro, otra ves por aquí Antón Junes! Pos hombre, ¿no hacías tanta farta en la tierra?
—Lo que pa mi entender hacía yo era estorbo, tío San Pedro. Ha e saber osté si no lo sabe, que, poallá abajo, ar que se muere lo entierran, y los que quean, ya s'apañan...

                                                                                                                              PEDRO DÍAZ CASSOU.

viernes, 9 de mayo de 2014

Fecha de nombramiento de Reina de la Huerta

La primera Reina de la Huerta como tal, fue organizado por el Presidente de la Junta Central del Bando de la Huerta, D. JOSÉ ALEGRIA, según nota publicada en:

El martes 11 de abril de 1944 La verdad publicaba en página sexta:
Murcia en plenas fiestas de primavera
                                                                                                                                                                       

En el marco incomparable del Parque se celebrará  hoy la grandiosa Batalla  de Flores

Una concurrencia numerosísima presenció el desfile del "Bando de la Huerta", obteniendo éxito clamoroso la Fiesta Folklórica del Romea
Ante una concurrencia numerosísima viene desarrollándose el programa de nuestras suntuosas Fiestas de Primavera, La justa fama nacional que han venido adquiriendo en el transcurso de los años y la acertada propaganda realizada en el presente, han hecho que la concurrencia de forasteros en nuestra ciudad sea considerable; por lo que nuestras calles ofrecen a todas horas del día aspecto animadísimo, que contribuye a resaltar el engalanamiento de los edilicios con gran profusión de colgaduras de los colores nacionales, entre los que resaltan ricos mantones de manila y tapices heráldicos que penden de nuestras casas señoriales.
El desfile del "Bando de la Huerta" fue, por lo tanto, presenciado por una verdadera muchedumbre que abarrotaba por completo todas las calles del trayecto, la que movida por el interés que siempre despierta esta típica cabalgata huertana, permaneció en sus asientos bastantes horas, debido al retraso involuntario que sufrió el Bando.
Las aportaciones del Ilustre Ayuntamiento de Alcantarilla y de las pedanías de Cabezo de Torres, Beniaján, Torreagüera, Espinardo, garantizaron el éxito del cortejo, al que abría marcha la banda de música de la Casa "José Antonio", seguida del heraldo del Bando con su correspondiente escolta de huertanos a caballo, Carrozas reproduciendo auténticos motivos huertanos con sus correspondientes comparsas de jornaleros, grupos de baile y reproducciones de nuestros más típicos frutos, no faltando la carreta del "Perráneo", representado por el popular Emilio Martínez, quien, con su gracejo habitual, recitó los "bandos" los lugares previamente señalados.
Por primera vez desde que viene celebrando el "Bando", estuvo presidido éste por la Reina de la Huerta, acompañada de una nutrida Corte de Honor, en la que formaban bellas señoritas, designadas todas entre las representantes de las respectivas pedanías y como homenaje merecido a las virtudes que atesora la mujer huertana.
 Si bien es cierto que se pudieron observar algunas deficiencias ¾las que cada año vienen reduciéndose en honor de la gran masa aficionada a festejo tan genuinamente murciano¾ no pueden ser éstas imputadas a la Comisión organizadora y mucho menos a su presidente don José Alegría de cuyo cariño y entusiasmo por las cosas de su tierra tienen todos los murcianos suficientes pruebas.
Después de las dos de la tarde terminó el Bando su recorrido por las calles que previamente fueron anunciadas después de haber pasado difícilmente algunas de ellas, debido a las dimensiones de algunas carrozas, verdaderamente desproporcionadas para la angostura de determinadas calles del trayecto.
Lo que sí es bien cierto, es que el numerosísimo público aplaudió la presencia del "Bando", así como las "panochadas" del perráneo, obteniendo muestras de productos típicos y folletos que fueron arrojadas desde las carrozas por sus bellas tripulaciones, ataviadas con típicos trajes regionales.

Pendiente del nombre de la candidata, ya que se eligió para presidir el Bando de la Huerta, desconociendo hasta la fecha su nombre, por lo que agradecería tal información.

jueves, 1 de mayo de 2014

Reina de la Huerta 1968/69

Como anticipo al popular BANDO DE LA HUERTA Elección y proclamación de la «REINA DE LA HUERTA 1968-69»


Es altamente alentador comprobar cómo resurge en nuestro huerta, y cada día con mayor pujanza, ese afán por conservar el inapreciable tesoro de sus tradiciones secu­lares, de las que son un fiel reflejo y com­pendio nuestro típico Bando de la Huerta, que todos los años, por primavera, llena de alegría, luz y colorido las calles de Mur­cia, en su desfile tradicional.
Este año, siguiendo la línea marcada en años anteriores por la Junta Central, en­cargada de fomentar y encauzar la varia­da riqueza de nuestro folklore, para, final­mente, plasmarse todo ello en la organiza­ción del Bando, y coincidiendo con la ce­lebración de nuestras fiestas septembrinas, dieron comienzo los festejos preparatorios de la próxima edición 1969. Con este fin, se organizaron, dentro del programa de la Feria, dos festivales que tuvieron como finalidad la elección de la nueva Reina de la Huerta, el primero, y su proclamación y entronización, el segundo.
Siguiendo este orden, el día 4 de sep­tiembre, a las 10'30 de la noche, y en el maravilloso marco del Jardín Municipal de Fiestas, se celebró un magno festival, mi­tad folklórico, mitad verbena, al que asis­tieron nuestras primeras autoridades, precediéndose a lo elección de la "Reina de la Huerta" 1968-69, que tuvo que resol­ver, con no pocos apuros, el Jurado nom­brado al efecto, porque elegir sólo una en­tre las trece señoritas aspirantes a tan preciado título, adornadas todas ellas de pren­das más que suficientes de gracia y belle­za para ostentarlo con toda justicia, no era, en verdad, misión fácil. Fueron representantes de diversas pedanías de la huer­ta las componentes de ese precioso rami­llete de aspirantes. Espinardo estuvo repre­sentada por las señoritas María del Carmen Noguera Pastor y Margarita Muñoz Mengual; La Arboleja, por las señoritas Patri­cia Morales Fernández y Mariana Muñoz Barba; La Albatalía, por la señorita Mercedes Ferre; San Benito, por la señorita Isabel García Serrano; Rincón de Seca, por la señorita María Campillo García; Esparragal, por la señorita Carmina Navarro Sánchez; Cobatillas, por la señorita Ful­gencia Mendoza Vivancos; Javalí Nuevo, por la señorita María Engracia Pérez Fer­nández; Beniaján, por la señorita Elena Escribano Alemán; Puente Tocinos, por la señorita Poquita Martínez Luna, y Patiño, por la señorita Josefina López Fernández, que fueron presentadas por sus respectivos alcaldes.
El Jurado estuvo compuesto por don Ma­nuel Medina Bardón, teniente de alcalde y presidente de lo Comisión Municipal de Festejos del Excmo. Ayuntamiento de Mur­cia, como presidente, y como vocales, los señores concejales don Francisco Galera del Cerro, presidente de la Junta Central del Bando de la Huerta; don José Nicolás Bar­ba y don José Molina Sánchez; don Julián Alcaraz Pérez, del negociado de Festejos, y don José Luis Uribarri y don Manuel Gómez-Pizones, de Televisión Española, que eligió para "Reina de la Huerta" 1968-69 a la encantadora señorita María del Carmen Noguera Postor, representante de Espinardo. Las doce restantes señoritas que­daron constituidas damas de su Corte de Honor. Lo parte folklórica estuvo a cargo del Grupo de Danzas de La Arboleja. El resto de lo velada fue amenizado por los conjuntos músico-vocales "Los Flamingos", "Los Flachs" y "Casa Blanca".
El día 8 de septiembre, a la misma hora y lugar que el anterior, se celebró, otro fes­tival que tuvo por objeto la proclamación y entronización de la elegida Reina de la Huerta. Tras situarse ésta y su Corte en el estado levantado al efecto, se procedió a la transmisión de poderes, que efectuó lo Reina saliente, señorita Iluminada Mar­tínez Cuello, de Aljucer, quien impuso a la nueva soberana de la Huerta la banda que la acreditaba como tal. A las damas de su Corte de Honor les fueron impuestos las bandas por sus respectivos alcaldes pedáneos, siendo delicadamente obsequiadas to­das ellas con preciosos ramos de flores. Se­guidamente, el popular y celebrado panochista Pepe Ros, dio lectura a un romance panocho, especialmente dedicado a lo nue­va Reina, original de don Francisco Rodrí­guez Gallardo, Panocha de Plata en el ultimo concurso de bandos panchos cele­brado. Después, y todo ello en obsequio de la Reina y su Corte, intervinieron los Gru­pos de Danzas de La Arboleja, Patiño y lo Sección Femenina de Murcia, que hicie­ron las delicias del numerosísimo público que llenaba por completo el Jardín Mu­nicipal de Fiestas, iniciándose una gran verbena, que puso broche final a tan populares actos.